Desde comienzos de los años dos mil, la biología sintética es un área de investigación en pleno desarrollo. Por un lado, se alimenta de importantes ambiciones teóricas, ya que consiste en las aplicaciones a la biología de los principios de la ingeniería. Por otro, la anunciarse como la nueva revolución industrial, reivindica un gran potencial de aplicaciones y, por consiguiente, profundos cambios económicos y sociales, el agroalimentario, el ambiental o la producción de energía. En la práctica, si ciertos discursos sugieren que la biología sintética será le cuerno de la abundancia de principios del siglo XX, muy pocas aplicaciones están disponibles, con excepción de algunos emblemáticos como la semisintesis de la artemisinina, un medicamento contra la malaria que se produce en grandes cantidades.