Hasta no hace mucho, los neurobiólogos debían seccionar el cerebro en finas laminas si querían conocer en detalle su estructura. Desde 2013, una técnica de neuroimagen novedosa les felicita el trabajo: se trata del método Clarity, que convierte en transparente el tejido cerebral superfluo, de manera que la dispensión de las neuronas se tornan visible a los ojos del investigador sin necesidad de cortes ni disecciones. Para ello, el tejido se fija por medios químicos. En concreto, se emplean formaldehido y monómeros de hidrogel (acrilamida, entre otros). El "lavado" de los lípidos opacos convierte las estructuras cerebrales en translúcidas.
