Christenson (1983) atacó la Escuela de Rochester en cuanto a la investigación "positiva" deba ser prerrequisito de la teoría contable normativa, puesto que se basa en una grave confusión entre dos entidades bien distintas: la de la contabilidad vs, la de los contadores. También sostuvo, correctamente, que esas propuestas no son argumentos a los que podría llamarse propiamente de la "teoría contable" pero denomino el discurso de los contadores como un metanivel. Aquí se discute el error presente en estas aseveraciones y se propone una metologia más cónsona con el estado del arte epistemológico.