Entre las ocho grandes dimensiones de la existencia, la dimensión afectiva ocupa un papel central en la vida humana. Gran parte del proceso psicoterapéutico es una tentativa para que la persona se auto-regule y direccione en este plano. El autor propone algunas formas de abordar los efectos negativos que bloquean y perturban el desarrollo personal en su integración y creatividad, llevando con frecuencia al malogren una o más dimensiones de la existencia, inclusive limitando su ser como un todo. Primero propone una clasificación de los afectos, paso preliminar indispensable para la comprensión de la propuesta principal. Enseguida comenta el movimiento dialectico de los efectos y su relación con otras modalidades vivenciales; y, finalmente, expone su propuesta de un trabajo terapéutico para la superación de los efectos y estado de ánimo negativos.
