Proteger las cuencas hidrográficas por medio de la reforestación incide en la generación de reservas subterráneas de agua y en la prevención de la erosión de los ríos, entre otros aspectos. Implementar esta práctica en las zonas dispuestas para la agricultura cuida no solo los ecosistemas, los suelos y los cultivos, sino que garantiza la sostenibilidad de los recursos por medio del establecimiento de áreas de producción y de conservación.