La juventud de todos los rincones de la tierra ha desatado, a escala mundial, un formidable movimiento de protesta. El índice de su densidad y de su extensión está dado por el asalto sufrido por la gran prensa, uno de los enemigos naturales. Un constante tableteo de información se desencadenó desde múltiples frentes, Los Ángeles, Tokio, Berlín, Washington, París, Varsovia, Río, Ámsterdam, Londres, Belgrado.