Jamás en su vida sobre la tierra el hombre ha vivido más sólo, más aislado de sus semejantes, más vejado por sus propios inventos, destinados a borrar en él hasta el último rasgo de humanidad, como en este tiempo donde se pregonan las supuestas virtudes de una comunicación que constituye, hoy en día, el más grave atentado, el más brutal y eficaz, contra la condición humana.