En este trabajo se defiende el fiabilismo frente al experimento mental clásico del ¿genio maligno¿. Al hacerlo, enfatizo dos de sus supuestos clave; y después desarrollo una serie de variadas respuestas asequibles al fiabilista, mostrando que las mismas pueden ser útiles para explicar o negar las intuiciones iniciales de la propuesta del ¿genio maligno¿, de una manera consistente con el fiabilismo. Mi conclusión es que el experimento del ¿genio maligno¿ no socava la fiabilidad como el sello distintivo de la justificación epistémica.