El presente artículo es una reflexión sobre la ausencia del sujeto en el quehacer del Administrador de Empresas. Ausencia que han hecho necesaria para el desempeño de su labor y que se justifica en la estructura epistemológica de la profesión. Por lo tanto, este documento se desarrolla desde la óptica educativa como un posible camino emergente para reivindicar la condición del ser humano en la Administración.