La postmodernidad ultima sus alertas acerca de que todo esfuerzo humano por dominar instrumentalmente la naturaleza con las instancias culturales de la tecnología y de la ciencia, es simultáneamente una autodeterminación cuya validez ética depende de la intencionalidad en sus modos de lograrla, lo cual aporta a los constructos valorativos un sentido existencial que responde a la pregunta por una vida digna que traiga felicidad a las presentes y futuras generaciones. La Bioética es el resultado del diálogo fecundante entre todas las Ciencias Básicas; su lenguaje y su horizonte son humanísticos, de interés social, lo cual requiere de una acción comunicativa que explicite los procesos dialogales.