En 1915 Freud introdujo la noción de neutralidad y enfatizó su importancia en el trabajo psicoanalítico. Siguiendo a Freud, muchos otros psicoanalistas clínicos han elaborado la centralidad de este concepto de neutralidad y señalado su relación con otros constructos tales como "asociación libre" y "atención flotante". En este artículo analizando críticamente la credibilidad epistemológicamente de la noción de neutralidad. Se señala que en la época de Freud era común separar los hechos de las teorías. Pero más adelante, con la disminución de la importancia de la ciencia postivista en la década de 1960, se condiera por parte de la mayoría de los filósofos de la ciencia de nuestros días que es prácticamente imposible hacer esta distinción entre hechos y teorías. De modo que, en contra de lo que pensaba Freud, es erróneo e ingenuo afirmar que el psicoanalista puede "neutralizar" su entrenamiento teórico y sus perjuicios en la sesión analítica. También presentamos estudios empíricos rcientes que indican claramente que los psicoanalistas con frecuencia recurren a sus sesgos y predisposiciones teóricas con el fin de analizar el discurso del paciente. Presentamos las tendencias recientes fuera y dentro del psicoanálisis que presentan retos conceptuales serios a la noción de "neutralidad". Finalmente, presentamos algunas alternativas tentativas que aprecen ser más útiles y sofisticadas con el fin de entendr la manera como el paciente y el psicoanalista cuentan la vida sin recurrir a la noción de "neutralidad".