El presente artículo tiene como objetivo estudiar el contenido cristológico de 2Cor 10,7 y su función en la unidad de la que hace parte. En la perícopa se descubren dos niveles: de un lado, se evidencia la relación esencial de Pablo con Cristo; del otro, se establece una compleja relación de Pablo con la comunidad de Corinto y del mismo Apóstol con sus adversarios. La solución del conflicto che caracteriza el segundo nivel es posible si se toma en serio el primer nivel. Se pone de relieve una imagen del Apóstol quizá poco conocida, pero siempre indispensable para la comunidad: él tiene la seguridad de que la autoridad no se opone a la mansedumbre, pero, igualmente, tiene la conciencia de que la mansedumbre no es debilidad. Tres criterios en la solución de los problemas en Corinto son válidos todavía hoy para la no siempre fácil construcción de toda comunidad cristiana: la necesaria referencia a Cristo, la relación con la autoridad, la capacidad de la misma comunidad.
