Los numerosos estudios que investigan el rendimiento académico están influidos por los paradigmas psicológicos dominantes en cada época. Actualmente está emergiendo el paradigma ¿cognitivo-emocional¿, que evidencia la circularidad de lo intelectivo y lo socioafectivo, a pesar de la incapacidad de la Inteligencia Emocional para predecir hasta ahora el rendimiento. Sin embargo, los Moldes Mentales (HERNÁNDEZ, 2002), una nueva perspectiva de la Inteligencia Emocional, basados en los formatos de pensamiento implicativo, no sólo predicen destacadamente la adaptación o el bienestar subjetivo, sino, que explican el éxito-fracaso de la escolaridad general, matemáticas o ajedrez en mayor proporción que la propia inteligencia (CI) u otro indicador.