El autor describe las posibilidades del juego en el campo de la educación psicomotriz, tomando referencias de los autores que conocen el juego y de la experiencia como psicomotricista en la clínica y la educación. Esto le lleva a afirmar que el juego corporal es un instrumento propio del ejercicio de la práctica psicomotriz, ya que la relación entre el cuerpo y el juego se mantiene a lo largo de todo el desarrollo humano, aunque las formas del jugar varíen de un momento a otro. A partir del juego, el psicomotricista puede construir modos de intervención ajustados a las necesidades de cada persona o grupo.