La confianza se merece y se ofrece; la autoridad se gana y se muestra. Ni la una ni la otra se pueden imponer o exigir. La relación educativa es el ámbito privilegiado para formar las nuevas generaciones en un ambiente de confianza y respeto a la autoridad, que lejos de reducir la libertad, la potencian y desarrollan para que se proyecte en la sociedad.