Posiblemente el escepticismo tenga su mayor auge en aquellas épocas en que los grandes sistemas o ideales queden supeditados a la fe, en los momentos en que el optimismo de los mayores de los filósofos deja paso al pensamiento de los menores. Desde este punto de vista, el escéptico nacería a la luz de una "crisis de valores", en presencia de lo que llamaría Nietzsche la "muerte de Dios".