La propuesta de Kant de elaborar una crítica de la razón, además de pretender con ello abordar el problema de si es posible la metafísica como ciencia, y de fundar la ciencia moderna sobre nuevas bases, se debe entender no como el intento de conectar por fin el imperismo con el racionalismo (hallando un misterioso nexo común, que había pasado desapersibido incluso para Leibniz), sino como el esfuerzo por integrar concepciones opuestas reinterpretándolas mutuamente desde su raíz.