Como consecuencia del giro de la edad moderna hacia la diferencia sujeto-objeto, el hombre suele ser concebido como una unidad psicofísica de cuerpo y conciencia. Esa diferencia articula el todo de los entes en dos grandes regiones. El sujeto es el ente conciente de sí mismo, que es sede independiente de la verdad y de la certeza, en tanto es capaz cerciorarse de sí mismo y de los restantes entes, de acuerdo con patrones que él mismo se da. A la otra región pertenecen los objetos, esto es, aquellos entes que no pueden tener certeza de sí mismos y dependen del sujeto respecto de ésta. Esa manera de ver se vuelve posible, cuando se presupone que "ser" en general es verdad y certeza.