Cada vez son más los creyentes que, en el proceso de adquisición de una conciencia crítica, deciden alejarse de cualquier experiencia religiosa; aún más, si han sido cristianos y su fe ha estado referida a ciertas doctrinas que con el tiempo se perciben como absurdas. A su vez, y paradójicamente, son más los que en medio de la inconsciente alineación ideológica y permanente insatisfacción existencial de las sociedades contemporáneas, encuentran en determinados tipos de religión -sea cristiana o no- el hábitat perfecto para el desarrollo de actitudes selladas por la resignación, la sumisión, la indiferencia y la instalación a-crítica.