El problema central es: ¿cuál es el origen del imperio y de una manera general toda autoridad secular legítima? Está en juego: distinguir entre las expresiones venir de, o tener la procedencia de, en el caso del origen del imperio romano: ¿esta cosa viene de Dios o depende de Dios? Se puede demostrar que el imperio romano no tiene su origen en el papa. Por eso, una tal materia no puede ser indiferente a los católicos, ellos deben, contrariamente, estudiar el tema con cuidado.