Entre las cuestiones elementales y fundamentales de toda práctica, de todo artificio, de toda actividad humana está la de la finalidad. Por más inocente o distraída que sea cualquier cosa que el hombre haga, la efectúa por un propósito. Por ello, quiero situar la pregunta por el propósito de una de las actividades del hombre más elevadas por nosotros, sobre todo, los filósofos y científicos occidentales: el conocimiento.