A partir de la experiencia de la Orden de Predicadores, se abre un panorama sobre las diversas manifestaciones de la interculturalidad que se han dado desde los orígenes, como despliegue de la propia identidad. De este modo, la apertura de la Orden dominicana a la cultura Griega, la apertura a las culturas árabe y judía (con los studia linguarum en los siglos XIII y XIV) y la apertura a la cultura del Nuevo Mundo (desde la gramática muisca y el Popol Vuh) son tres formas como han asumido y orientado la evangelización desde los desafíos de las culturas.