Suele asumirse que el profesorado universitario de las disciplinas consideradas clásicamente como científicas ha vivido dedicado exclusivamente al estudio y la investigación en su campo, manteniéndose en general al margen de la problemática social y educativa del país. En este trabajo se documenta la presencia comprometida de un físico de renombre como Blas Cabrera en las sucesivas discusiones y reformas en la Universidad y el Bachillerato que tienen lugar entre 1919 y 1931. Esta participación, que no se había destacado hasta el momento, plantea la conveniencia de que se le integre, con todos los honores, entre las personalidades significativas de la Historia de la Educación española del primer tercio del siglo XX.