Mientras el tenso debate político ha dado lugar a un horario ridículo asignado a la Educación para la Ciudadanía con contenidos instructivos rebajados, la educación de los ciudadanos en la práctica está expuesta a cambios de lugares educativos, tiempos y herramientas tecnológicas en los que se produce una inundación de formas de vida
individualistas y estilos sociales alejados del civismo. La educación (democrática) transita hoy a través de entornos mediáticos, virtuales y escolares de asimétrica intervención y de dudosos sentidos respecto a los valores ciudadanos. Así, nos encontramos que la educación para la implicación cívico-política se propaga en nuestro país a través de escenarios que se configuran como campos de cruce de intereses.