En la mayoría de escritos científicos, la palabra psicología describe cosas de diferente y, con frecuencia, incompatible naturaleza. Ocasionalmente, hace referencia a una entidad, tal como la mente, y algunas veces a una ocurrencia, tal como una actividad. En este artículo, se arguye que el objeto de estudio de la psicología no puede ser un objeto natural independiente, como sería el compuesto aristotélico de materia y forma que él consideraba era una entidad, y que en su lugar el concepto de evento resulta más apropiado. Los fenómenos psicológicos no existen por sí mismos, sino como la manifestación de las propiedades particulares de ciertas entidades que están en un Universo en movimiento continuo. Dado que los eventos psicológicos implican una transacción recíproca e ininterrumpida entre los organismos vivos y el ambiente del que forman parte, el funcionalismo, como se concibió originalmente, es la mejor aproximación para su estudio.