La idea de progreso que subyace en la Modernidad (y que Kant preconiza), reviste una especificidad muy singular: su carácter pretendiente lineal, irreversible y necesario. Aquí se trata de analizar las dimensiones fundamentales de la concepción Kantiana de progreso y plantear sus límites, apelando a una reformulación de la noción de progreso que no aporta de la autonomía, entendida en la clave de autoconciencia y autosuficiencia, sino de la radical interdependencia, y solidaridad del ser humano y de la recuperación de la idea de "bien común".