Hoy en día, las instituciones están padeciendo ¿crisis¿ provocadas por la inadaptación de sus rígidas estructuras internas ante los cambios producidos en su entorno.
Para sobrevivir y seguir evolucionando, las instituciones deben potenciar una política de anticipación de la gestión de los recursos humanos, es decir, deben saber aprovechar las oportunidades que se presentan fuera, además de tener en cuenta sus propios recursos. La iniciativa de ¿adaptación-renovación-evolución¿ de las instituciones no iría solamente enfocada en el ¿capital físico¿, sino que hay que invertir en ¿inteligencia¿, en ¿capital intelectual¿, es decir, en las personas, tomadas éstas individualmente y como colectivo.
La formación continua, como inversión es de las más rentables, ya que si ésta se plantea de manera exitosa, la continuidad de las instituciones está garantizada.