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Título Artículo Lessons Kaerned Fron Evaluating Programs For The Gifted. Promesing Practices And Practical Pitfalls = Lecciones aprendidas de la evaluación de programas para superdotados: Práctcas prometedoras y peligros de la prácticaArtículo de Revista
Parte de Educación XX1: Revista de la Facultad de Educación
No. 1(1998)
Pagina(s) 53-69
Autor(es) Callahan, Carolyn M. (Autor)
Idioma Inglés;
Materia(s) Currículo; Filosofía -- Enseñanza; Evaluación de programas; Evaluación de docentes;
Nota(s) País: España
Resumen Lecciones aprendidas de la evaluación de programas parasuperdotados: Prácticas prometedoras y peligros de la práctica. Al mundo de la educación de los superdotados con frecuencia le precede la buena teoría y la investigación, pero, en ocasiones, no somos conscientes de las pautas prácticas que se derivan de evaluaciones realizadas sobre otros programas para alumnos superdotados y con talento. En este artículo, he utilizado mi experiencia como evaluadora en la identificación de los puntos fuertes y débiles de los programas con el objetivo de señalar áreas comunes en las que se falla y recomendar prácticas básicas que han contribuido al éxito de la atención a los superdotados.Las recomendaciones para administradores y profesores pueden agruparse en cinco categorías que ya fueron apuntadas por primera vez por Renzulli (1975): filosofía y definición del programa, identificación y ubicación del alumno, curriculum, entrenamiento y selección del profesor y organizació ;n y aplicación del programa. La premisa básica para cualquier programación de gran calidad surge de una definición sólida de superdotación y de una filosofía de servicio a los alumnos superdotados que sea coherente con dicha definición y que se base en los principios seguidos por el resto de las filosofías educativas de la escuela. Además, la filosofía de la atención debería estar en consonancia con las necesidades del alumno superdotado que se hayan detectado como consecuencia de la definición adoptada. Cuando se presta la debida atención a este aspecto del desarrollo del programa, aumenta la probabilidad de que otros componentes del mismo logren también una alta calidad. Igualmente, la identificación e inclusión del alumno superdotado en un programa debería ser el resultado de la definición de superdotación de la que se parte. Y aún más, la ubicación del alumno tendría que realizarse de acuerdo con sus necesidades, y no sobre la base de que todos los estudiantes superdotados deban ajustarse a un determinado programa y a una oferta curricular concreta.
También es importante que el curriculum esté basado en las características de los alumnos identificados. Una de las principales limitaciones de las opciones curriculares para estos alumnos es el fracaso a la hora de ofrecer un curriculumque satisfaga los dos criterios de Passow (1982), el curriculum debería ser un curriculum que los otros alumnos no pudieran hacer, y no debieran hacer. Por otro lado, dicho curriculum ha de basarse en principios sólidos de desarrollo, reflejando la atención a la complejidad creciente, abstracción, ritmo, apertura, independencia, reflexión, transferencia, y el uso de recursos a niveles sofisticados. Incluso, las ofertas de programa deberían representar oportunidades para el apropiado desarrollo cognitivo, social y emocional del alumno superdotado. La dimensión curricular junto a la evaluación son también objeto de modificación para los alumnos superdotados, de forma que se asegure que su aprendizaje conduce al logro de la excelencia en sentido absoluto más que relativo al grupo de iguales y que están aprendiendo a elaborar productos que reflejan el hacer propio de prácticos e investigadores en las disciplinas. La formación y la selección realizada por los profesores se basan tanto en la habilidad como en la actitud hacia la enseñanza de los superdotados. Habría que seleccionar a los profesores, en función de su conocimiento sobre las características y necesidades de estos alumnos, de su dominio de la disciplina que imparten y, del repertorio de estrategias de enseñanza que poseen para ofrecer un nivel alto y un curriculum estimulante. Finalmente, los profesores necesitan que el programa se desarrolle de forma continuada, sólida, coherente y centrada en las personas implicadas, y que ofrezca un apoyo adecuado a la aplicación basada en las necesidades de los alumnos. Por último, los programas de éxito parten de una formación muy cuidada del personal de la escuela, y cuentan con un director administrativo, claramente definido, que posee aptitudes para el desarrollo de programas, conocimiento de los momentos más adecuados que requieren el uso de estas aptitudes, y de los recursos idóneos para las tareas instruccionales a las que se atiende.
La última variable incluida en la categoría de aplicación del programa es la evaluación, y apunto sugerencias también para los evaluadores. La evaluación abarca desde la identificación y la implicación de aquellos individuos sobre los que el programa ejerce su mayor impacto, a la consideración tanto de los documentos como de la práctica del programa, de forma que se maximiza el efecto de la evaluación del proceso.
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