La revisoría fiscal ha sobrevivido en Colombia como modelo de control sobre la empresa privada, aunque en algunos cosas su alcance se ha extendido a ciertos tipos de entidades con intereses públicos. Sin embargo, la distorsión que ha venido el modelo, que originalmente fue pensado bajo unas condiciones diametralmente opuestas a las opuestas a las actuales, ha generado distintos inconvenientes, contribuyendo a la sobrecarga de responsabilidades que el Estado le ha puesto y al desprestigio de la función y del profesional que la encarna.