El autor describe cómo los niños son abordados por diferentes disciplinas en una forma psicofísica que excluye de alguna manera sus particularidades e individualidades, llegando hasta el punto de que la razón científica los deshumaniza y despersonaliza. Devolverte al niño su singularidad y particularidad es tratarlo como un sujeto con potencialidades que independientes de su problemática física o psicológica tiene responsabilidad de ser humano.