Existen posturas encontradas con respecto a si se puede hablar de argumentación visual. Éstas se pueden dividir entre aquellos que sostienen que la argumentación visual existe y aquellos que afirman que no. En primer término, los que niegan la posibilidad de que las imágenes puedan por sí solas constituir una argumentación, en general, le atribuyen a la imagen un rol secundario o subordinado a la palabra oral o escrita. Y en segundo término, los que defienden la existencia de argumentos en imágenes considerando que ciertas imágenes pueden ser autónomas y conformar por sí mismas una argumentación y en qué medida una imagen puede colaborar en la construcción de un argumento falaz, quisiera sugerir que por una comprensión integral de la cuestión es imprescindible recurrir a una perspectiva lógico-semiótica que desplace el eje de la oposición imagen-lenguaje verbal.