Los indígenas sikuanís, hijos del rio Orinoco y cuidadores de extensa sabanas y selvas en el Alto Vichada, han tenido que aprender mucho del mundo en que viven. Hasta hace poco tiempo conservaban un seminomadismo que les permitía evitar, de algún modo, esas cosas del mundo no indígena que no le son fáciles compartir, estas actitud de resistencia los han mantenido protegidos como comunidad; han pasado por difíciles momentos de violencia nacional, de evangelización, de colonización y de uso de las tierras para cultivos ilícitos, pero ellos siguen ahí, defendiendo su tierra y lengua para defenderlo todo.
