El asunto de la violencia en la escuela ha permeado en la opinión pública por la influencia de los medios de comunicación, pero no se trata de un fenómeno que antes no existiera, sino que se la invisivilizaba al naturalizarla; ella no es atribuible a los jóvenes, ni a las instituciones de educación pública, así como tampoco se puede solucionar con medidas coercitivas o con control policiaco. La violencia en la institución escolar guarda una estrecha relación con la cultura violenta enquistada en la sociedad, si bien no es un fenómeno exclusivo de nuestro contexto. La escuela usual en su dinámica configura un ambiente educativo caracterizado por rituales, roles y prácticas que llevan a que la violencia, desde la simbólica hasta la directa, se asuma como un valor deseable, de forma que desde este marco axiológico se validen y se generen en los niños y niñas escolarizados, los mismos patrones de deshumanización que se dan en contexto de guerra.
