En contra de la posición de ciertos filósofos, como Thomas Nagel, defiendo la creencia del sentido común según la cual las personas no son moralmente res- ponsables por aquello que hacen o producen inadvertidamente. Considero qué respuesta podríamos esperar razonablemente de una persona que inadvertida- mente hace o produce un evento o condición que es manifiestamente indeseable o malo; y sugiero que podríamos esperar razonablemente que dicha persona no se sienta culpable, sino más bien apenada por su inhabilidad para prevenir o evitar esa condición o evento.