El presente artículo pretende animar una reflexión en torno a las dinámicas que el lenguaje genera en la argumentación y en la construcción de la identidad. Detrás de las dinámicas propias del lenguaje siempre está presente el poder que convierte a los seres humanos en seres sujetados (sujetos). Estas dinámicas problematizan las concepciones que se tienen de argumentación y de identidad por la inestabilidad que provocan los constantes cambios que se suceden de manera cada vez más rápida. Estos cambios acelerados hacen que las asimilaciones y las esxtandarizaciones que se hace desde la propia lógica del lenguaje, se sucedan a ritmos antes impensables con incidencia en la configuración de la identidad. Los autores concluyen que la literatura como alternativa de argumentación y de construcción de sentido, le permite al hombre evadir temporalmente el poder que lo sujeta.