El objetivo de este artículo es analizar dos procedimientos argumentativos que pueden usarse para enfrentar discusiones con personas cuyas opiniones son radicalmente opuestas y que tienden a desarrollarse en medio de fuertes alteraciones emocionales, o en las que existe la posibilidad de que uno de los interlocutores, como en el caso de una discusión con un fanático religioso o político, recurra a la violencia verbal o física. El primer procedimiento, de Philippe Breton, se basa en un protocolo que incluye tres acciones: el distanciamiento, la escucha activa y la argumentación; y el segundo, de Hubert Schleichert, plantea lo que él denomina “argumentación subversiva”.