Teniendo en cuenta el subjetivismo y autonomía, propia de nuestra juventud posmoderna, debemos insistir más en sus experiencias vitales concretas que en contenidos doctrinales. Nos debemos mover en el campo de sus expresiones vivenciales y, por tanto, en el campo de la narrativa. Acentuaremos las expresiones de vivencia y experiencia de Dios en sus vidas, de ser salvados y liberados, de salvar y liberar, de comunión y relación intersubjetiva, de conexión histórica de las expresiones de fe con los acontecimientos más significativos de su vida personal y social.