La ciudad de Benarés, en el norte de la India, es una de las más antiguas del mundo y ha estado continuamente habitada durante la casi totalidad de los tres últimos milenios 2. Se distingue, además, por representar la tradición y herencia viva del hinduismo, que puede ser observada a lo ancho del Asia meridional. Al relacionar las creencias, prácticas, liturgias, etc., del cristianismo con el hinduismo conviene, pues, tener en cuenta esta tradición viva del hinduismo en sus innumerables formas clásicas y populares. Es también un hecho que no hay unanimidad en cuanto a la clase y medida de la relación que puede forjar el cristianismo con el hinduismo 3. En este breve artículo no es mi intención entrar en los debates teóricos al respecto, sino centrarme en la influencia que la tradición hindú viva ha ejercido y ejerce de manera real, aunque a menudo imperceptible, en la configuración de un cristianismo indio.
