En las últimas décadas del siglo XX y principios del siglo XXI las comunidades rurales colombianas se han visto sometidas a un proceso continuo de transformación socio-cultural como consecuencia del capitalismo neoliberal en tanto modelo hegemónico de desarrollo y de la racionalidad moderna establecida como patrón cultural. En este contexto y desde una mirada educativa se ha construido una tensión alrededor de dos discusiones, una que afirma la suplantación de la escuela rural por una escuela moderna/urbana inserta en la geografía rural y otra que proyecta la contribución de la escuela rural al empoderamiento de las comunidades en la autogestión de proyectos de desarrollo local dentro de marcos de emancipación cultural y construcción de democracia.