En el presente artículo se propone demostrar, a partir de la teoría de la imposibilidad del socialismo de Mises, que la educación representa una necesidad individual y que, por tanto, se encuentra una mejor satisfacción en el libre mercado y no en los sistemas educativos estatales. El docente del siglo XXI por tanto, debe entender su labor más desde el punto de vista de la empresarialidad, lejos del rol tradicional desempeñando en centros educativos reglados. La educación en libertad requiere de un espacio exento de coacciones. El mercado se presenta así como la mejor alternativa para salvar el espacio de franca decadencia de los sistemas educativos.
