El mundo actual puede simbolizarse por dos aspectos: los cambios y las innovaciones. Se trata de un espacio sin fronteras, transformado por los acelerados flujos de información e intensa evolución tecnológica; estrechamente vinculado al conocimiento, por lo tanto, a la capacidad y habilidad humana para aplicarlos. Condiciones que permiten reconocer el papel fundamental del vínculo entre práctica docente, desarrollo del potencial humano y competencia profesional. Escenario propicio para que en función de la relación entre estos tres dispositivos, se generen e impulsen metodologías pedagógicas que relativicen el dominio de la enseñanza sobre el aprendizaje. Ello a partir de reconocer al estudiante como el centro de los procesos educativos y al docente como el promotor sustancial de éstas, en pro de una formación profesional integral. En este sentido, el presente artículo hace referencia a la experiencia desarrollada en la Facultad de Ciencias Humanas (FCH) de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) en México, con el propósito de exponer la estrategia que en lo particular fue considerada para promover la transformación de la práctica docente y, mediante su implementación, favorecer la estimulación del desarrollo de habilidades intelectuales, entre ellas, creatividad, innovación, flexibilidad de pensamiento; fomentar la capacidad autogestora; y la formación de competencias profesionales en los educandos.