La tendencia al aumento de la población de edades superiores a los 65 años supone simultáneamente preocupaciones y desafíos. De estos se derivan los esfuerzos llevados a cabo para mantener la calidad de vida de esta población, reforzar las estructuras informales y comunitarias de apoyo a los mayores y combatir los prejuicios relativos al envejecimiento, que condicionan el tipo de intervenciones a desarrollar. En este artículo se presentarán los resultados de una experiencia terapéutica con un grupo de personas de edades comprendidas entre los 70 y los 91 años. La intervención ha durado 6 meses y se han utilizado, además de técnicas de expresión corporal y psicodramaticas.