La educación inicial se plantea en el presente artículo como la posibilidad por excelencia de contribuir oportunamente al desarrollo integral, de los niños y las niñas teniendo en cuenta que lo acontecido durante la primera infancia define el curso del desarrollo y el despliegue de potencialidades para vivir y compartir. Emergen el concepto de competencias fundantes referido a los saberes que integran conocimientos, habilidades, valores, intereses y aptitudes aplicados a las esferas del ser, hacer, convivir y conocer, en contraposición a las competencias básicas que se proponen desde conocimientos disciplinares propios de la escuela. Así, la educación inicial no se circunscribe al ámbito educativo sino que incluye otros entornos y actores para avanzar en la construcción democrática, en la cual la igualdad de oportunidades es un derecho.