Hacia los años '90 se pone en práctica una serie de reformas estructurales que redefinen el gobierno y su ejercicio, planteando situaciones inéditas en su alcance y profundidad. Distintos organismos internacionales, tanto técnicos y financieros, tuvieron un rol protagónico en la promoción del modelo -global education reform- que fue adoptado por los diferentes países derivando en múltiples singularidades nacionales (Coraggio y Torres, 1999; Ezpeleta, 2004). Dicho modelo reformista se estructuró en torno a conceptos tales como descentralización, autonomía, calidad, equidad y profesionalización que parecieran subsumirse en el concepto de gestión.