En el siglo XX, apenas transcurrido, la imagen de Francisco de Asís que más ha influido en la cultura y en la imaginación popular ha sido quizás la de un amigo de la naturaleza o, más precisamente, de la creación, sólo en las últimas décadas, acompañada por la imagen complementaria de profeta de la paz, acrecentadas ambas por episodios a caballo entre la historia y la leyenda hagiográfica: la florecilla del lobo de Gubbio, el encuentro pacifico con el sultán de Egipto, y especialmente el conocidísimo Cántico del hermano Sol, alabanza de la fraternidad de las criaturas, que en la estrofa del perdón se prolonga hasta incluir la invitación a la pacificación humana y ciudadana.