Algunos investigadores y comunicadores científicos han proclamado que nuestra especie ya no está sometida a la selección natural y que nuestra evolución ha cesado.
En realidad, los humanos hemos evolucionado con rapidez y de forma notable en los últimos 30.000 años. El pelo lacio y negro, los ojos azules y la tolerancia a la lactosa son ejemplos de rasgos relativamente recientes.