El uso certero del conflicto en el aula ayuda a la reflexión crítica y activa la comunicación directa. Un grupo de estudiantes de secundaria expresa su malestar ante lo que considera autoritarismo y cuestiona una práctica docente que convierte el examen en elemento central de la evaluación. La posibilidad de interacción que ofrecen pantallas y tecnologías mediáticas no surgen en un aula en la que el alumnado se convierte en acumulador pasivo de respuestas.