Para que los centros de investigación y práctica puedan ser implementados con éxito necesitan la concurrencia de diversos elementos. Una pieza fundamental es la formación de los docentes, basada en las necesidades prácticas del aula, y también la cooperación profesional que estimula la contratación de ideas. Los convenios entre la Universidad y los centros educativos generan una interacción que favorece el crecimiento por ambas partes.