Los centros de investigación y práctica proponen un entramado de actuaciones para mejorar los procesos educativos y sus resultados. No pretenden sustituir fórmulas viejas por otras nuevas; su perspectiva es experimental, con procesos abiertos que transformen tanto la finalidad como el funcionamiento de la institución escolar. Plantean tres ejes de acción: la organización escolar y pedagógica, la formación y profesionalización de la docencia, y la innovación e investigación.