En el desarrollo de la cultura occidental la ciudad se ha considerado como un espacio a través del cual se manifiesta un ideal de formación. El origen de la ciudad se remonta a la polis griega con sus prácticas democráticas, se va modificando con el paso del tiempo hasta llegar a la ciudad contemporánea que presenta características diferentes a las otras épocas, pero que desarrolla un nuevo ideal de formación que orienta a los habitantes de la ciudad para crear espacios de identificación y pertenencia a través de procesos de socialización y pedagógicos que facilitan el reconocimiento del sujeto y la ciudad en construcción histórico-social, a fin de que el habitante común y corriente pueda decidir autónomamente participar en ésta y se desarrolle la cultura ciudadana donde se reconozca al otro significativo, al espacio común para compartir y se produzcan relaciones de respeto y solidaridad entre los habitantes de la ciudad de forma tal que la misma se convierta en ámbito de construcción del sujeto que la habita.